El terror no siempre se limita a sustos fáciles o fórmulas predecibles. Con «Pecadores», Ryan Coogler demuestra cómo el género puede ser un vehículo para contar historias profundas, resonantes y culturalmente relevantes. Desde su estética visual hasta su poderosa narrativa.

Ambientada en el Mississippi de los años 30, la historia sigue a Smoke y Stack, dos hermanos gemelos interpretados por Michael B. Jordan, quienes regresan a su pueblo natal buscando un nuevo comienzo. Su sueño de abrir un local de música y alcohol para la comunidad se convierte en una pesadilla cuando descubren que un culto vampírico acecha en las sombras, desatando una lucha por la supervivencia y la libertad.

La trama, aunque arraigada en el terror sobrenatural, utiliza el contexto histórico y la riqueza del blues para construir un mundo que se siente auténtico y lleno de matices. Los personajes no solo luchan contra criaturas míticas, sino también contra las injusticias y opresiones que marcan la época. Este enfoque convierte a «Pecadores» en algo más que una película de vampiros; es un retrato de resistencia y supervivencia, donde cada elección tiene un peso emocional y cultural.  

La película destaca por su capacidad para combinar géneros de manera magistral. Desde el terror gótico hasta el musical, pasando por el western y el thriller sobrenatural, «Pecadores» crea una atmósfera única que atrapa al espectador. Michael B. Jordan entrega una actuación memorable en su doble papel, mostrando la complejidad de dos personajes que enfrentan dilemas morales y emocionales en un contexto de opresión y peligro.  

El diseño de producción es impresionante, transportándonos a un Mississippi lleno de contrastes, donde los campos de algodón y los clubes de blues se convierten en escenarios de lucha y resistencia. La música, especialmente el blues, juega un papel central en la narrativa, no solo como acompañamiento, sino como un símbolo de libertad y expresión cultural.  

La película no teme abrazar el exceso, especialmente en su último acto, donde el terror y la acción se desatan en una explosión de sangre, fuego y música.  

Duración total: 134 minutos.  
Clasificación: B15.


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Jose Urbina

Fan del horror. Voy al cine todas las semanas y me gustan las palomitas de Doritos.

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