Dirigida por Len Wiseman, Bailarina se sitúa entre los eventos de John Wick: Parabellum y John Wick 4, explorando la historia de Eve Macarro, una asesina con un pasado turbulento y una misión que la consume.
Eve Macarro es una asesina entrenada por la Ruska Roma, marcada por la pérdida de su familia. En su búsqueda de venganza, se enfrenta a un mundo de violencia y traiciones, donde cada movimiento es una batalla y cada decisión, una sentencia.
Desde el primer minuto, la película deja claro que la acción es su motor. Las coreografías de combate son impecables, con una ejecución técnica que mantiene el ritmo frenético característico de la franquicia. Ana de Armas demuestra su destreza en escenas de lucha cuerpo a cuerpo, mientras la cinematografía refuerza la inmersión con una estética neo-noir que juega con luces y sombras.
Sin embargo, donde Bailarina brilla en acción, tropieza en profundidad narrativa. La historia se apoya más en el espectáculo visual que en el desarrollo emocional de Eve, dejando algunas preguntas sobre su evolución como personaje. A pesar de ello, el filme logra expandir la mitología del universo John Wick, explorando nuevos escenarios y conexiones con la historia principal.
El diseño sonoro complementa la experiencia, con una banda sonora que intensifica la tensión y efectos que hacen cada golpe sentir su impacto. La presencia de personajes icónicos de la saga añade un toque de familiaridad, pero sin opacar la individualidad de Eve.
Con una duración de 120 minutos y clasificación B15, Bailarina es una propuesta que encantará a los fans del cine de acción estilizado. Un capítulo que, aunque no alcanza la profundidad de las entregas principales, ofrece un espectáculo visual que mantiene viva la esencia de John Wick.
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